Autor: David González
En el Día Internacional de la Mujer no se ha levantado en Valencia ninguna voz por las mujeres secuestradas, amordazadas, retenidas y violadas en Gaza por Hamás. Siguen allí ahora mismo.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Israel Katz, ha propuesto el pasado 20 de marzo “un frente global unificado” para combatir el antisemitismo en todo el mundo en una carta dirigida “a todas las comunidades judías del mundo […] porque כל ישראל ערבים זה לזה todos los judíos somos responsables el uno por el otro”. Sin embargo el antisemitismo no es un problema “sólo de judíos”, no nos engañemos. Es un problema de todos. Lo mismo que cualquier otro tipo de odio. La judeofobia es un cáncer en nuestras sociedades modernas, que ya han tenido la triste experiencia del Holocausto en Europa, pero siguen mirando hacia otro lado frente a otra forma de antisemitismo actual al estilo post-moderno, el antisionismo: negar al pueblo de Israel su derecho a la autodeterminación igual que cualquier otro pueblo. Desde que la comunidad internacional propuso en 1948 la solución de dos estados, el israelí y el palestino, una fórmula que los judíos aceptaron, lamentablemente se ha negado de forma continua la posibilidad de esta vía por la parte más fanática y antisemita del bando árabe. Sistemáticamente se ha llamado a la lucha armada, terrorista, y a negarse a aceptar que exista un estado como el de Israel que, entienden, debe ser destruido. “Desde el río hasta el mar” se sigue coreando hoy en muchas manifestaciones de una manera malintencionada que no tiene excusa.
Después de, sigue Israel Katz, “la tragedia del 7 de octubre, día en el que fueron asesinados sin piedad más de mil cuatrocientos israelíes inocentes y secuestradas más de doscientas personas hasta los oscuros túneles de Gaza […] han pasado más de cinco meses y ciento treinta y cuatro de nuestros hermanos y hermanas aún están en cautiverio”. Sabemos que treinta y cuatro de ellos ya están muertos. Ante esta tragedia, algo incomparablemente más grave en términos proporcionales que la matanza del 11 de septiembre -el mayor pogromo conocido y documentado por los propios terroristas desde la II Guerra Mundial- “resulta alarmante que el antisemitismo haya aumentado en todo el mundo, no sólo contra Israel sino contra las comunidades judías”. España no es una excepción, a no ser porque esta judeofobia se haya agudizado más, si cabe, que en otras partes del mundo.
En nuestro país se ha publicado ya una “Carta de las mujeres judías a la Ministra de Igualdad”, Doña Ana Redondo, que también se dirige a las asociaciones de mujeres, las organizaciones feministas y a cualquier persona que se considere justa y de buena voluntad. Vale la pena dar voz a quienes no tienen voz:
“A Doña Ana Redondo, Ministra de Igualdad del Gobierno de España; a las asociaciones de mujeres; a las organizaciones feministas y hombres justos.
Se acerca el 8 de marzo, día de reivindicación por los derechos de la mujer y la igualdad de género en el mundo. Recordamos aquel 8 de marzo de 1908 cuando cuarenta mil trabajadoras de las fábricas textiles de Estados Unidos se alzaron en huelga con el fin de luchar por un salario y condiciones de trabajo dignos. Se recuerda también aquel día funesto para más de ciento veinte trabajadoras de la Cotton Textil Factory en Nueva York que perecieron, encerradas en la fábrica por los propietarios, en un incendio “fortuito”.
Aquellas valientes mujeres son las que abrieron un nuevo camino para nosotras, iniciado por Clara Zetkin, mujer judía y líder del feminismo. El 8 de marzo se convirtió en un día para todas las mujeres del mundo sin distinción de procedencia, raza, religión y orientación sexual. Un día y un espacio seguro donde nos sentimos escuchadas y apoyadas entre TODAS nosotras.
El 7 de octubre de 2023, ocurrió una masacre en Israel donde más de mil cuatrocientas personas, en su mayoría civiles, fueron asesinados de la manera más brutal y cruel jamás vista. Entre ellos, decenas de mujeres israelíes fueron brutalmente violadas, sus genitales mutilados con clavos antes de recibir un tiro final en la cabeza. Sus pechos fueron cortados y llevados de trofeo a Gaza donde la población civil recibió a los terroristas con clamor y alegría. Seguramente habréis visto por los medios de comunicación el cuerpo desnudo y sin vida de Shani Louk, de veintidós años, tirada en la parte trasera de un 4×4 como una muñeca de trapo, y escupida por los habitantes de Gaza, hasta por jóvenes adolescentes. Luego fue confirmado que la decapitaron”.
De Naamá Levy, una joven de diecinueve años, activista por la paz, sólo nos queda el vídeo de su imagen maniatada y con los pantalones ensangrentados. No sabemos si sigue viva. Sí tenemos conocimiento de que siguen siendo violadas a diario por sus captores. Karina Ariev, Liri Albag, Agam Berger, Daniela Gilboa…la lista de mujeres con nombre y apellidos es más larga. La Carta mencionada prosigue:
“Sin embargo, no hemos visto por parte del Gobierno español, especialmente de las ministras, un firme y rotundo mensaje de condena a los terroristas ni ningún mensaje específico de apoyo a estas mujeres, que son tan féminas como las que más. No se ha alzado la voz de ninguna organización feminista manifestando la repulsa por lo sucedido, ni un solo mensaje de condena a los agresores, ninguna señal de apoyo para ellas y sus hijos, víctimas de violencia vicaria, ningún signo de piedad, sólo silencio. ¿Por qué? ¿Acaso las mujeres israelíes no cuentan como mujeres? ¿No se supone que la lucha por los derechos de la mujer es para TODAS? Este silencio es inadmisible y puede ser contemplado como aceptación de la extraordinaria gravedad de los hechos. Mientras mujeres israelíes siguen siendo víctimas de violaciones y torturas, estamos viendo carteles en preparación a la celebración del 8 de marzo de 2024 con banderas palestinas y condenando al estado de Israel, y esto nos resulta totalmente incomprensible e indignante. Os recordamos que, en Gaza, los derechos para la mujer y la comunidad LGTBI no existen. La mujer sufre de subalternidad y machismo. Y allí la LGTBOFOBIA culmina en el asesinato, salvo que huyan a Israel. Gaza está gobernada por un grupo terrorista, Hamás, que tiene que ser desmantelado por el propio bien de los palestinos y del mundo entero.
Hamás cometió una masacre terrorista, misógina y antisemita el 7 de octubre. Si tenéis algún
respeto por las mujeres israelíes que han sido masacradas y por las que siguen secuestradas en Gaza, os pedimos por favor que por lo menos seáis justas ese día 8 de marzo y que dejéis de deshumanizar y demonizar la población de Israel, mezclando temas que no tienen nada que ver con lo que allí está sucediendo.
La guerra actual en Gaza es una guerra no deseada por Israel, en respuesta a un ataque muy bien calculado, premeditado, y dirigido a una población civil de un país, con una brutalidad y violencia sin precedente. Lamentamos, por supuesto, la pérdida de vidas inocentes palestinas en este conflicto, especialmente las de mujeres y niños/as. Y entendemos una cosa importante:
Hamás no es un ejército militar que da la cara a sus adversarios, es un enemigo salvaje y cobarde a la vez, que se esconde dentro de su población civil para generar víctimas y atraer ayudas internacionales. A Hamás no le importa su población, la usa como escudo humano, hasta tal punto que muchos de sus líderes viven en la opulencia en otros países de la región. No hay paz que Hamás quiera con Israel, sólo quiere su destrucción total como afirma en su “Carta Fundacional”. No se puede hablar de comparar situaciones, el 7 de octubre y la guerra posterior desencadenada por Hamás. Solo hay que observar la forma en que mueren las personas en esta tragedia. No se puede equiparar una muerte no deseada, en un escenario de guerra, con los asesinatos premeditados del 7 de octubre, de una violencia extrema en tiempos de paz y sin provocación alguna. Hemos visto crueldades de un sadismo desconocido, desde degollamientos con cuchillos de cocina, encerrar a niños en un armario con una granada dentro, violar a mujeres y pegarles un tiro en pleno acto de violación delante de sus familias, decapitar bebés, quemarlos vivos en un horno, abrir el vientre de una mujer embarazada para sacar y matar a su feto, etc. Estos son crímenes de lesa humanidad y esto no lo comete el pueblo de Israel.
En una marcha para el Día Internacional de la Mujer, alzar la bandera de Palestina, confundiéndola con Hamás, cuyos líderes han torturado, violado, mutilado y secuestrado a mujeres y niñas, es humillar a las mujeres y a las víctimas del 7 de octubre, e incluso a las mujeres palestinas. Es un retroceso ético, moral e histórico. Para el 8 de marzo de 2024 os invitamos a salir de vuestros prejuicios, reivindicar la liberación de mujeres, niños, ancianos y el resto de los secuestrados, y condenar a estos terroristas misóginos que verdaderamente hacen imposible caminar para avanzar en la igualdad de género en Oriente Medio”. Esta Carta, que sigue abierta, ya ha sido firmada por cientos de mujeres judías en España.
Una mujer israelí, madre de tres hijas, contaba su experiencia con una de las rehenes liberadas. Disculpen la rudeza del testimonio: “Me senté con una de las mujeres en la noche. Cuéntame cómo te trataron, cómo te sientes ahora…Ella empezó a llorar. Yo también…Un día, antes de que tuviera que mudarme del apartamento donde estaba retenida, sola, con un hombre de Hamás custodiándome, él me dijo: “Nos mudamos, ve a organizarte, lávate en el lavabo” … Entré, me lavé las axilas y luego entró él. Me apuntó con una pistola directamente a la cabeza y empezó a besarme, dice entre lágrimas”.
Para quienes tienen escrúpulos y conciencia de la dignidad humana, escuchen a las mujeres israelíes. No ha sido el único Manifiesto hecho público en España. Se ha lanzado también el escrito titulado “Un 8 de marzo en retroceso” en el que más de cuarenta organizaciones lideradas por mujeres iniciaron una campaña contra el antisemitismo y la misoginia que continuará indefinidamente. También queremos darle voz.
“El 7 de octubre de 2023 se perpetró uno de los peores crímenes sexuales en la historia moderna de la humanidad, una auténtica masacre terrorista, misógina y antisemita.
Los crímenes sexuales que cometió la organización terrorista Hamás en contra de las mujeres, no solo israelíes y judías, ya que también había cristianas y musulmanas, fue un horror sádico y bestial, y no utilizamos estas palabras de forma metafórica.
Además del dolor de la barbarie en sí, duele y enoja enormemente el silencio de las organizaciones feministas ante estos hechos. Silencio premeditado que va desde las organizaciones supranacionales como United Nations Women (ONU Mujeres), la ONU o la Cruz Roja, hasta el de los gobiernos y personas en posiciones de poder y liderazgo social y, lo que crea más dolor y extrañeza, de los colectivos feministas que lejos de defender los derechos de todas mujeres han decidido callar y convertirse en feministas “selectivas”.
Callaron también la mayoría de los medios de comunicación, muchos dedicados a tratar temas de mujeres y feminismo que, por no perder seguidores o entrar en conflicto, han decidido NO levantar la voz ante lo injustificable. Un silencio ensordecedor en el que la violencia sexual no se señala, porque ha sucedido en y contra Israel.
Llevamos muchos años alzando la voz en contra de la violencia sexual y diciendo, con toda la razón, que no se justifica bajo ninguna circunstancia, que no hay contexto que valga para excusarlo y que el testimonio de toda mujer debe ser tenido en cuenta y ser valorado sin dejarse arrastrar por los prejuicios: “YO SÍ TE CREO, HERMANA”.
Todos hemos podido ver lo sucedido en los vídeos filmados por ellos mismos, por los criminales agresores, y son la prueba fehaciente de lo que hicieron. Pero, aun así, con la prueba presentada de manera voluntaria y arrogantemente criminal por los perpetradores, se duda de los testimonios de las mujeres violadas y torturadas; se duda de las evidencias de los forenses que recogieron los cuerpos o de las partes que sobraban de los cuerpos desmembrados.
Para tratar de justificar la falta de humanidad que han mostrado las asociaciones feministas, desde todas las instancias, se afirma que hay que “poner en contexto” los vídeos de mujeres secuestradas, con los pantalones chorreando de sangre, los vídeos de mujeres con cuerpos desmembrados, violadas, arrastradas por las calles para que los palestinos las vieran y escupieran mientras eran llevadas como “trofeos de guerra”.
Y no olvidemos a las secuestradas. Entre ellas hay mujeres que llevan casi cinco meses siendo violadas en cautiverio, sin olvidar a los hombres secuestrados, que también están sufriendo violaciones. Pero la voz de las feministas es prácticamente nula.
La cobardía y la doble moral, o más bien la falta de moral, nos duele enormemente. No ha habido ninguna palabra de solidaridad con ellas. Estas víctimas no han merecido la empatía de las organizaciones de mujeres españolas y no entendemos cuál es el plano desde donde la mirada moral se distorsiona o se ciega para ignorarlas. Es este un silencio que hiere profundamente.
Cabe pararse a pensar si este silencio no ha causado ya un daño irreparable: Que no se clame defendiendo a cualquier mujer de cualquier religión, en cualquier lugar y en cualquier momento, que la denuncia de los crímenes sexuales sea nula, sienta un precedente terrible; la idea de que no siempre hay que creer a las mujeres, que a veces la violencia sexual es válida y que usar los cuerpos de las mujeres como campo de batalla es permitido y que se explica “por estar en guerra”.
Nadie en Israel deseaba esta guerra que, como todas, solo causa sufrimientos terribles a todas las partes en conflicto. No podemos ni queremos menospreciar el dolor de los ciudadanos gazatíes pero no debemos olvidar que fue Hamás quien inició el conflicto armado ese fatídico 7 de octubre, para después escudarse cobardemente detrás de su propia población civil a la que toma como escudo humano. Desde su fundación, Hamás ha sido un lastre para el pueblo palestino, al que, durante décadas, ha infligido violencia, especialmente a las mujeres, a quienes ha relegado a un segundo plano con su ideología radical. También han sido asesinos cruentos de la comunidad LGTBI, ladrones de los fondos de ayuda internacionales y, en definitiva, han hundido a Gaza en la pobreza, apoyados en el terror y en los crímenes de odio.
Pero no se debe dejar que los prejuicios nos cieguen. Las ideas preestablecidas y muchas veces repetidas sin una valoración crítica personal, bien fundada y meditada, no deben hacernos perder el foco de lo realmente importante: el hecho de que repudiar y señalar los crímenes sexuales “dependa del contexto”, hará que se retroceda cien años en los derechos de las mujeres, y no solo de las mujeres judías, sino en las de todo el mundo, porque ¿quién sabe cuál será a la próxima “hermana” a la que no se dé crédito?”.
David González Niñerola. Presidente Asociación de Amistad Comunitat Valenciana-Israel

*Artículo publicado en Las mujeres amordazadas por Hamás y el antisemitismo en España», Revista «Cresol. Unió Apostòlica de València” nº 171, Abril-juny de 2024