Hoy nos enfrentamos a la amarga lectura de la falsedad: un acomodo donde habita la mentira en estos tiempos de odio e hiperinformación. Se han quebrado los compromisos surgidos tras un nazismo con demasiadas cunas y aquel «nunca más» de una ética emanada del exterminio.
por José Antonio Álvarez Riego
Se ha agitado el último pogromo con su guarismo destinado a la eternidad: 71023.
Vuelve a levantarse el aire ardiente del antisemitismo en los campos de exterminio de las tecnologías. En las tabernas digitales de las redes sociales continúa destilándose una tinta de odio que pretende envenenar cualquier piel judía que se reivindique.
Demasiados acontecimientos recientes han tenido lugar como para ser reducidos a un mero arrebato de nuestra herencia histórica y cultural, a un vahído transitorio de una sociedad extraviada que busca una nueva identidad y el ondear de banderas ajenas. El internacionalismo de la propaganda trasciende las fronteras quebradas del mundo judío, que vive y mora más allá de las tierras de Israel: la causa judía.
No resulta una quimera recuperar la lucidez del mundo, la causa de la libertad en estas tierras ancestrales, construidas con sacrificio e inspiradas en la tradición judeocristiana que constituye la raíz ontológica de Occidente.
Donde habita la mentira
Hoy nos enfrentamos a la amarga lectura de la falsedad: un acomodo donde habita la mentira en estos tiempos de odio e hiperinformación (García Morales, 2020). Se han quebrado los compromisos surgidos tras un nazismo con demasiadas cunas y aquel «nunca más» de una ética emanada del exterminio.
Un nuevo internacionalismo ha brotado en medio de la tormenta: la corrupción de un poder obstinado en manejar el mundo bajo el dinero de los enemigos de la libertad. Se pretende imponer un revisionismo que cuestione la legitimidad de Israel y de sus instituciones. La causa judía, antaño universal y hoy incómoda, camina hacia un silencio donde anida el rencor.
Es la creación, me atrevo a afirmar, de una «V Internacional Antioccidental», que aglutina políticas orientadas a la revisión de la ONU con el propósito de fragmentar la tradición occidental. Una opresión colonizadora tras la cual se embosca el yihadismo islamista, nutrido de la mentira, de la hambruna de la OMS y de cuanto sea necesario: la comunicación falsa, el terror y el desprecio a los propios, acallados con la levedad de un tiro en la rodilla.
La «V Internacional Antioccidental» no conoce límites: alcanza a los medios y a la universidad, que ajustan su ilusión académica a un «virtuosismo woke» acrítico frente a los conflictos. Se requiere, pues, enfrentar los postulados de la Internacional del Terror: la expresión de la hibris religiosa y del dogmatismo político.
Esto es, en esencia, lo que nos ha traído hasta aquí.
Arrancarse la piel
El 7 de octubre de 2023 evidenció la fragilidad del mundo. Comprometió la integración judía en nuestra sociedad y el combate frente al antisemitismo. El monstruo regresó para confirmar que nunca se ha ido, que siempre habrá unos Sudetes que entregar, aunque se sitúen en Gaza. Volvió la soledad judía en una sociedad que mimetiza lo peor del siglo XX.
La respuesta al 7‑O la asumió la sociedad civil. Fue el tiempo de los héroes sociales que enfrentaron el pogromo y defendieron los derechos judíos. En España, ACOM, el Movimiento contra la Intolerancia y la Coordinadora Estatal de Lucha contra el Antisemitismo son algunos ejemplos. Una acción en solitario ante el silencio oneroso de una élite gobernante perpleja.
Han cambiado los tiempos. La lucha contra el antisemitismo se ha transformado tras el derrumbe definitivo del estatus de 1945 sucedido el 7-O. Se requieren nuevas estrategias: no puede vaciarse el mar antisemita con un cubo infantil en una playa cualquiera.
Mike Leven reflexionaba en el JNS (30 de julio de 2025): «Empiezas a comprender la verdad: esto es más grande que la desinformación. Esta es una campaña coordinada de guerra ideológica».
Donald Trump demostró que es posible abrir una oportunidad para la paz en Oriente Medio. Que hacer frente a la «V Internacional Antioccidental» reconduce el apoyo a Hamás, aunque el silencio sigue siendo peligroso.
La Idea Judía Global
Se precisa de otro afán. Dibujar la arquitectura de un proyecto —digamos, ilustrativamente, una idea: una Idea Judía Global— que despliegue sus acciones bajo el prisma de la geopolítica. Entiendo que es lo que corresponde, desde el pragmatismo y la oportunidad. Se dispone de una masa crítica enorme de talento para enfrentar los tiempos de la postverdad: «la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales» (RAE).
Lo decía Leven: «Entiendo que no se lucha a largo plazo solo con declaraciones a los medios. Se lucha con visión, con recursos, con tenacidad y con un plan. Debemos recuperar la educación judía como una prioridad estratégica. Y debemos exigir valentía. Debemos nutrir estos lazos. La resiliencia judía no significa ir solos, significa saber quién está con nosotros y forjar coaliciones con valores compartidos«.
Mike Leven no cita a los gobiernos ni a la política como conceptos.
Esa Idea Judía Global observa un vertido de sangre judía sobre el mapa del mundo. Insiste Leven: «Si eres judío, estás involucrado en esto. Si eres amigo del pueblo judío, también estás involucrado. Y si crees en la verdad, la libertad y en Occidente mismo, entonces entiende: la lucha por el futuro judío también es tu lucha«.
Hay una ocasión para el mundo hispanoamericano: setecientos millones de personas, una lengua y un ancestro cultural común. No es un antojo identitario, sino una oportunidad de primera magnitud. El yihadismo ya no es un problema exclusivo de España ni un anecdotario argentino. Se ha esparcido por Venezuela, Colombia, Bolivia, Nicaragua, México, Paraguay y Brasil. Es, pues, un problema hispanoamericano.
No cabe perder el tiempo en los aspectos materiales de la Idea Judía Global, de su orquestación física, funcional o virtual. Encaramos una emergencia judía y del mundo libre.
Es la hora de arrancarse la piel en defensa de la identidad judía: un gesto de alianza y fuerza frente a toda dejación ética. Es tiempo de reafirmar la mística, el rehacerse y renacer del pueblo judío en presencia de la verdad escrita sobre la fuerza del Gólem. La vida, en definitiva, depende de la palabra sagrada, del compromiso.
¡Que alguien afile el lápiz!
*José Antonio Álvarez-Riesgo es presidente de la Asociación Asturiana de amigos de Israel.
Fuente: https://enfoquejudio.es/el-dilema-de-operar-en-un-tiempo-de-silencios/
