Autor: Esteban Ibarra

Una estratosférica campaña antisemita se está desarrollando a nivel europeo, con gran incidencia en España y alcance internacional, que no tiene por menos que recordarnos a épocas pretéritas.
Lo afirmaba el ministro francés Manuel Valls en la reciente Conferencia Anual de la Asociación de Judíos Europeos (EAJ), donde significaba sin rodeos que “el antisionismo no es nada más que el antisemitismo rehabilitado” y señalaba el incremento del odio alentado desde la complicidad de una parte de la izquierda y del movimiento woke.
En esta importante reunión de asociaciones judías celebrada en Madrid, en la que participó Movimiento contra la Intolerancia, se planteó si las comunidades judías deberían «construirse o irse», debate que no es nuevo pero que podría asumir cierta derrota frente al antisemitismo.
Libertad de elegir entre permanecer en Europa o emigrar dada la creciente hostilidad y atentados que se están produciendo. Finalmente, se apostó por la construcción y el fortalecimiento de las comunidades judías en Europa. Importante decisión.
El antisemitismo muta continuamente, ya sea judeofobia o antijudaísmo, antisionismo o antiisraelismo, son distintas formas de un mismo poliedro, más de lo mismo, hoy a nivel mundial, estructural, institucional, político, económico, cultural y social, es decir, antisemitismo global, donde se sientan las bases para justificar desde los crímenes de odio terroristas hasta los deseos de exterminio, como ya evidenció Hamás el 7 de octubre en su acción criminal y como siempre declaró en su Carta Fundacional.
El Gobierno español lo debería tener claro, dado que es uno de los 37 países miembros de IHRA (Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto), y que estampó su firma mediante su vicepresidenta, Carmen Calvo, en la Declaración de IHRA que lo define como “una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones comunitarias judías y a sus lugares de culto”.
Es una definición que posibilita identificarlo para prevenir conductas y sancionar todas y cada una de sus formas y manifestaciones, frente a todas sus mutaciones y acciones.
¿Pero sobre qué pivota esta campaña antisemita? Siguiendo la pauta del 510.1 del Código Penal, la campaña actual que estimula el odio, la hostilidad, la discriminación y la violencia contra las personas judías y no judías afectadas, y las instituciones comunitarias judías, sencillamente tiene un doble eje muy peligroso.
La utilización antisemita de la guerra Israel-Hamás desemboca sin rubor en la acusación del mayor crimen de los crímenes: Genocidio. Y también en un eslogan sancionador aniquilacionista “desde el Río hasta el Mar” que niega el derecho a la existencia de Israel e incluso alcanza criminalmente a todo aquel que defienda al Estado judío reconocido en la resolución 181 de la ONU.
Aumento explosivo del antisemitismo
Más allá del conflicto Israel-Palestina y de la guerra, sobre lo que se puede opinar, criticar y rechazar a quien se considere, el discurso de odio antisemita crece, desarrollándose la hostilidad y la violencia, como demuestran tres recientes informes que acreditan el aumento explosivo y continuo del antisemitismo en todo el mundo.
Uno de los estudios es el elaborado por el Grupo de Trabajo contra el Antisemitismo de Grandes Comunidades J7 (Organizaciones judías de los siete países con mayor población judía fuera de Israel: Argentina, Australia, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos).
El segundo, más extenso, es del Ministerio de Asuntos de la Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo de Israel, dirigido por el ministro Amichai Chikli, que señala a los gobiernos de Sudáfrica, Irlanda y España por liderar la retórica antisemita, muy diferente y no impide expresar su oposición a las acciones o políticas israelíes.
Y un tercero, por el Congreso Judío Latinoamericano, que evalúa el año 2024 y que refiere al antisemitismo en español en Internet, donde destaca:
En X se triplicaron los mensajes antisemitas, no sólo en términos de aumento nominal del número de mensajes, sino también de aumento porcentual en relación con el total de mensajes, y de aumento significativo de las impresiones potenciales (número de usuarios a los que llega un mensaje). Esto indica no sólo un aumento de la cantidad de mensajes antisemitas, sino también una proliferación creciente.
Un porcentaje total del 19,64 % de los mensajes en X en español fueron considerados antisemitas, lo que supone un aumento de 6,81 puntos porcentuales en comparación con 2023.
En Facebook, el 11,52 % de los mensajes se consideraron antisemitas. La mayor parte del antisemitismo en Facebook estaba relacionado con el discurso antisionista (82,11 %), seguido del odio religioso, la inversión del Holocausto y el antisemitismo tradicional.
Tanto en X como en Facebook, también se produjo un descenso de los contenidos positivos relacionados con los judíos.
Era la primera vez que la investigación se extendía a los mensajes y comentarios en español y descubrió que el 11,22 % de los 2,52 millones de comentarios analizados eran antisemitas.
Si a esto le añadimos los datos recogidos por el Observatorio del Antisemitismo en España, donde detectamos la escalada de agresiones, de incidentes de odio «online» y la creciente inseguridad que lleva a algunos judíos a ocultar su identidad, junto al fracaso del gobierno a la hora de exigir responsabilidades a quienes participan en los delitos de odio antisemita o apoyan el terrorismo contra el Estado judío, el panorama es más que inquietante.
“Genocidio” y “desde el Río hasta el Mar”
Las campañas arrecian, lo hemos comprobado en Eurovisión, en los festivales de rock, en RTVE, en ámbitos sociales, culturales, además de políticos. Sin embargo, obviándose el debate sobre antisemitismo, se desinforma y se usa el conflicto; los políticos lanzan soflamas desde una ignorancia y falta de rigor jurídico que escandaliza.
Incluso el presidente del Gobierno se manifiesta en un “no comerciar con un Estado genocida” y al día siguiente una ministra lo refiere como un “valiente” y expresa el añadido de “Israel genocida”, todo ello sin olvidar a los que les precedieron con la misma expresión.
El genocidio es el actual libelo de sangre del antisemitismo que criminaliza a los panaderos y amas de casa en Israel y a los estudiantes judíos y sus amigos en España, por poner un ejemplo.
Y la alegría con que se usa el eslogan “Desde el Río hasta el Mar”, mediante el que se adoctrina hasta en los centros educativos, incluso se organizan huelgas escolares apoyadas por sectores del profesorado, permite a organizaciones como Samidoun y Masar Badil, que mantienen campañas como las del BDS, con presencia pública; incluso algún político en España lo llega a incorporar, redundando con la salda aniquilacionista al conflicto.
Algo que resulta imposible porque ninguno de los dos pueblos puede desaparecer, y esto pareció entenderse con los Acuerdos de Abraham hasta que se realizó la masacre terrorista antisemita provocando la guerra, que, como toda guerra, siempre es horrible.
Este abuso del lenguaje, esta degradación del tratamiento de un asunto tan grave, como país, nos impide una interlocución mediadora para la resolución del conflicto, como fueron los encuentros de Madrid en tiempos de Felipe González.
Este tratamiento no se hizo ni con el nazismo, nunca se dijo “Alemania genocida”, y en esta campaña incluso se desborda al propio fiscal Khan del Tribunal Penal Internacional, hoy dimitido por acusación de abusos sexuales, que solo llegó a calificar de crímenes de guerra y contra la humanidad, y al mismísimo TPI, que solo apuntó “indicios” para las medidas cautelares.
La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948) refiere actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal.
Y esa voluntad nunca ha existido en Israel, a diferencia de las manifestaciones de los ayatolás iraníes, que llegan a apuntar a un Holocausto nuclear, y de Hamás, desde su carta constituyente para tal fin, o sea, para borrar del mapa a Israel. Hasta los abogados del Estado británicos han descartado la existencia de genocidio en la guerra en Gaza. Pero da igual, lo que importa es la propaganda y su rentabilización antisemita.
Pues bien, no saben o no quieren saber porque prefieren el uso emocional de medias verdades que no alcanzan a reflejar la complejidad de la situación. ¿Por qué? Ellos sabrán, según sus intereses y agendas políticas.
Pero esto es moralmente muy incorrecto, pues daña a los cien mil españoles judíos y los varios cientos de miles, millones en el mundo, que reconocen el derecho legítimo de existencia de Israel, una afirmación que yo realizo desde posiciones de construir la paz y llegar lo antes posible a un entendimiento que evite a palestinos e israelíes más sufrimientos, liberando rehenes, realizando ayuda humanitaria y acabando con la organización terrorista desencadenante de la masacre terrorista del 7 de octubre.
Paz con seguridad para todos.
No puede haber más que una salida de paz, sin mentiras, con juicios justos, y se deben valorar los crímenes de guerra o contra la paz cometidos, u otros delitos. Hágase justicia con todos, porque los miles de cohetes lanzados por las organizaciones antisemitas y neutralizados por Israel, los gazatíes utilizados como escudos humanos y asesinados por Hamás, los rehenes secuestrados, los asesinados israelíes y miles de heridos, el horror de los kibutz, del festival Nova, donde hubo mujeres y niños brutalmente asesinados, también son crímenes de guerra y de lesa humanidad, y también merecen justicia. Haya paz, aunque esto solo será posible sin la presencia de Hamás y la Yihad.
Hágase justicia con todos, porque los miles de cohetes lanzados por las organizaciones antisemitas y neutralizados por Israel, los gazatíes utilizados como escudos humanos y asesinados por Hamás, los rehenes secuestrados, los asesinados israelíes y miles de heridos, el horror de los kibutz, del festival Nova, donde hubo mujeres y niños brutalmente asesinados, también son crímenes de guerra y de lesa humanidad, y también merecen justicia.
Fuente: https://confilegal.com/20250519-opinion-espana-ante-el-abismo-antisemita/